lunes, 30 de agosto de 2010

TRANSMITIENDO LA PASION POR LA LECTURA



ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE




“Verónika es una joven completamente normal. Es guapa, no le faltan pretendientes y tiene un buen trabajo. Su vida trascurre sin mayores sobresaltos, sin grandes alegrías ni grandes tristezas. Pero no es feliz.

Por eso, una mañana de Noviembre, Verónika decide acabar con su vida, sueños y fantasías. Deseo y muerte, Locura y pasión. En su camino hacia la muerte.
Verónika experimenta placeres nuevos y halla un nuevo sentido a la vida, un sentido que le había permanecido oculto hasta ahora, tal vez cuando ya sea demasiado tarde para echarse atrás”
Éstas fueron las líneas que cautivaron mi atención una tarde de Agosto en Panamericana, cuando mi estado de ánimo no era el mejor y mi compañía no resultaba nada grata para nadie. Me sentí identificada con Verónika, sentía que no existían motivos para seguir adelante y para hallarle sentido a la vida, razón por la cual compré el libro y de regreso a casa, lo saqué de su envoltura y comencé a leer.


A continuación les presento el párrafo introductorio del libro, saboréenlo, mastíquenlo y disfrútenlo al máximo: “El día 11 de Noviembre de 1997, Verónika decidió que había llegado, por fin, el momento de matarse. Limpio cuidadosamente su cuarto alquilado en un convento de monjas, apagó la calefacción, se cepilló los dientes y se acostó”


Natalie Gómez
TRASNOCHANDO POR PASION A UN LIBRO


Hola compañeros y profesora, quiero contarles que aunque no soy muy buena lectora, un día vi en la biblioteca de mi prima un libro que llamó mi atención por su título, “ANGELES Y DEMONIOS” de DAN BROWN, (el mismo escritor de CODIGO DA VINCI”, es el libro más apasionante que he leído; como les contaba no soy buena lectora, pero este libro me seducía de tal forma que siendo las dos o tres de la mañana, con tres tazas de café encima y con los ojos entrecerrados por el sueño, no podía parar de leer porque me desesperaba saber que iba a pasar en las siguientes líneas; quiero contarles que esta “mala lectora” lo leyó en una semana durante las noches ya que de día aunque lo cargaba a todos lados para adelantar en los buses, mientras esperaba una cita o donde fuera, no era mucho lo que podía adelantar… “que magnífico libro”. Claudia Guzman.

jueves, 19 de agosto de 2010

REGRESIONES Y VIVENCIAS

Son diversos los sentimientos que se sacuden al leer estás cuantas líneas, son varios los recuerdos que invaden mi mente al viajar por el tiempo y descubrir que las palabras describen lo que en verdad llevamos en nuestro corazón.



De niña poco me llamaba la atención leer, se me dificultaba pronunciar algunas fonemas, al leer frente al grupo sentía constantemente la burla de mis compañeros y esto impidió que sintiera atracción por las palabras que otros escribían; fue así como poco a poco me animé a escribir mis pensamientos, tristezas, alegrías, triunfos y derrotas; conté siempre con la colaboración de mis profesores de español quienes me aumentaban más los deseos de escribir y abrir las puertas de mi corazón, las puertas de mi alma.


Estando en la universidad tuve que leer el libro “Scorpión city” de Mario Mendoza y la tortura llegó de nuevo a mi vida, mi profe solía realizar cadenas de lectura para luego evaluarnos la comprensión del mismo y fue allí donde mi mundo nuevamente oscureció, se cubrió de tinieblas y no lograba ver aquella luz al final del camino; al ir profundizando en la lectura, sus palabras me envolvieron, me atraparon en una red que ni yo misma quería escapar, no quería separarme de las líneas ni un solo instante y lo único que deseaba era descubrir quién estaba detrás de los crímenes de las mujeres de la vida alegre, todo ello en compañía de Leonardo Sinisterra; el héroe de la historia.


Respirar las páginas de aquel libro y el trasladarme a este mundo mágico era lo mejor que me podía suceder, el miedo de leer frente a los demás desapareció y todo gracias a la lectura.


Más adelante al igual que la profe Clara leí algunos cuentos de Edgar Allan Poe, “El gato negro” logró erizarme la piel, me permitió vivir cada instante de asombro, de temor y de sorpresa junto a su protagonista, “El corazón delator” y “Los crímenes de la calle Morgue” fueron otros tantos que me enamoraron, me cautivaron. Los días de escritora quedaron a un lado para abrir paso a los días de insomnio, al llegar a mis manos un libro que lograra atraparme y enamorarme, quería devorarlo, no pasaba noche sin leer, sin saber que pasaría en la página siguiente.


El sentirme identificada con el libro “Verónica decide morir” de Paulo Coelho, reconocí que en la lectura podemos encontrar mundos paralelos que nos enseñan, nos educan y nos transforman; es maravilloso saber que no eres la única persona en el mundo que debe enfrentar situaciones tan difíciles y que a pesar de todo siempre habrá esa luz al final del camino.





miércoles, 18 de agosto de 2010

SE ME HACE AGUA LA BOCA


¡KALIMAN! Hace mucho tiempo decidí que esa radionovela tal vez había sido yo, en compañía de mi madre la única que la había escuchado; cuando le preguntaba a mis amigas, primas o compañeras, ninguna tenía ni idea de lo que le estaba hablando, quizá porque ellas se interesaban más en los programas de televisión que cada tarde se transmitían, en cambio yo, esperaba a que cayera el sol, sentada en el borde del andén de mi casa porque sabía que a esa hora mi mamá encendía la radio justo cuando comenzaba a sonar esa voz gruesa y misteriosa que anunciaba a “Kaliman, el hombre increíble”.

Es precisamente la oportunidad invaluable que produce el hecho de no tener que limitarme a la imagen que nos proyecta alguien y en cambio tener la posibilidad de recrear una imagen caprichosa que yo invente a partir de lo que leo o lo que escucho, lo que me encanta de la lectura o de los relatos orales como la cuentería.

Yo, a diferencia de la profe Clara, nunca fui apasionada por la lectura, siempre, la escritura fue la causa de mis desvelos y deleites, solo hace unos pocos años descubrí lo seductor que puede llegar a ser un buen libro, el deseo adictivo que produce, las imágenes infinitas que dibuja y eso quiero llegar a hacer de los míos; quisiera que cada párrafo le produjera al lector la misma boca hecha agua que producen en mí cuando los escribo, esa misma sensación que se siente cuando ves un trozo de piña, tus papilas gustativas pierden el control al ver su jugosidad, no sabes si es el amarillo intachable de su color, o la rugosidad de su textura o el recuerdo del jugo que produce más saliva que nunca en tu boca, el mismo deleite que se percibe con el contacto de la piel de quien se ama. Y es que cuando uno escribe, no son solo palabras entrelazadas con sentido, es la propia esencia la que se plasma…

Quien escribe, si no lo logra en sus lectores o sencillamente no los hay, al menos es sí mismo despierta definitivamente una profunda sensibilidad por todo cuanto lo rodea, por lo que ha sido, por lo que ha visto, por lo que no quiere ser y por lo que no quiere ver. ¿no crees que con el simple hecho de producir la posibilidad de despertar un poco de sensibilidad harías mucho?, ¿cuánta sensibilidad has despertado?, ¿cuánta has producido?

Este curso me crea muchas expectativas en cuanto a las habilidades que puedo desarrollar para poder tener la posibilidad de motivar a otros a ver la literatura como una herramienta que permite promover un cambio en el pensar, el actuar y el vivir de quien se deleita en ella.

Claudia Guzmán