miércoles, 18 de agosto de 2010

SE ME HACE AGUA LA BOCA


¡KALIMAN! Hace mucho tiempo decidí que esa radionovela tal vez había sido yo, en compañía de mi madre la única que la había escuchado; cuando le preguntaba a mis amigas, primas o compañeras, ninguna tenía ni idea de lo que le estaba hablando, quizá porque ellas se interesaban más en los programas de televisión que cada tarde se transmitían, en cambio yo, esperaba a que cayera el sol, sentada en el borde del andén de mi casa porque sabía que a esa hora mi mamá encendía la radio justo cuando comenzaba a sonar esa voz gruesa y misteriosa que anunciaba a “Kaliman, el hombre increíble”.

Es precisamente la oportunidad invaluable que produce el hecho de no tener que limitarme a la imagen que nos proyecta alguien y en cambio tener la posibilidad de recrear una imagen caprichosa que yo invente a partir de lo que leo o lo que escucho, lo que me encanta de la lectura o de los relatos orales como la cuentería.

Yo, a diferencia de la profe Clara, nunca fui apasionada por la lectura, siempre, la escritura fue la causa de mis desvelos y deleites, solo hace unos pocos años descubrí lo seductor que puede llegar a ser un buen libro, el deseo adictivo que produce, las imágenes infinitas que dibuja y eso quiero llegar a hacer de los míos; quisiera que cada párrafo le produjera al lector la misma boca hecha agua que producen en mí cuando los escribo, esa misma sensación que se siente cuando ves un trozo de piña, tus papilas gustativas pierden el control al ver su jugosidad, no sabes si es el amarillo intachable de su color, o la rugosidad de su textura o el recuerdo del jugo que produce más saliva que nunca en tu boca, el mismo deleite que se percibe con el contacto de la piel de quien se ama. Y es que cuando uno escribe, no son solo palabras entrelazadas con sentido, es la propia esencia la que se plasma…

Quien escribe, si no lo logra en sus lectores o sencillamente no los hay, al menos es sí mismo despierta definitivamente una profunda sensibilidad por todo cuanto lo rodea, por lo que ha sido, por lo que ha visto, por lo que no quiere ser y por lo que no quiere ver. ¿no crees que con el simple hecho de producir la posibilidad de despertar un poco de sensibilidad harías mucho?, ¿cuánta sensibilidad has despertado?, ¿cuánta has producido?

Este curso me crea muchas expectativas en cuanto a las habilidades que puedo desarrollar para poder tener la posibilidad de motivar a otros a ver la literatura como una herramienta que permite promover un cambio en el pensar, el actuar y el vivir de quien se deleita en ella.

Claudia Guzmán

1 comentario:

  1. Espero esos escritos jugosos, que me depararán muchos olores, degustaciones, sentires tactiles, mundo de sonidos e imágenes que están en la escritura... vida al fin al cabo que el ser humano es capaz de atrapar con la palabra.

    Solo preguntaría porque habilidad, por qué herramienta?

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